¿QUIÉN SOY?

Formación previa.

Antes de empezar a formarme como afinador de pianos me formé con otras materias que considero también imprescindibles para poder llegar a ser un restaurador de pianos (o como lo llaman fuera de España, «maestro constructor de pianos»).

En 1997 empecé a formarme como EBANISTA en el taller de ebanistaría de Mateu Morell, un referente en el trabajo de la madera de la isla donde resido.

Mientras trabajaba de ebanista, tras aprender a lacar a mano, sentí la necesidad de aprender a lacar a pistola, así que durante 1 año trabajé por las tardes con un restaurador de vehículos clásicos, Jordi Amengual.  Además de enseñarme a pintar, también me enseñó varios tipos de soldadura de metal.

Finalmente, en 1999 llegó a mis manos un proyecto muy interesante de restauración, un piano vertical marca Schumann de 1920.

En el taller de ebanistería hicimos el trabajo del «mueble exterior» y vino un técnico de pianos a reparar el piano allí mismo.

Hasta ese momento, únicamente había visto el piano como un instrumento, una herramienta de trabajo que usaba en el conservatorio para estudiar música.

Primeros estudios, CURSOS DE VERANO.

Ver trabajar a un afinador me despertó muchísimo la curiosidad y empezó el gran calvario, conseguir que alguien quiera enseñarte este oficio.

Los dos primeros cursos que realicé fueron en España, cursos intensivos de 15 días cada uno en Málaga, a mano del maestro Amadeu.

Para no extenderme podemos decir que al finalizar puedes afinar tu piano y el de algún amigo y puedes aventurarte a realizar algún tipo de reparación sencilla.

Realmente, lo que logras al terminar estos cursos es querer aprender más y más.  Al principio buscas desesperadamente cualquier libro de historia y mecánica del piano pero no nos engañemos, viendo fotos y textos es imposible aprender a desmontar y regular un piano de cola.

Segunda parte, EL APRENDIZ.

Logré lo más difícil de todo, que el maestro Filippo me quisiese como aprendiz.
Durante 3 años me dejó ser su sombra, ir con él a afinar los pianos de sus clientes, escuelas y conservatorios, además de trabajar en su taller.
¿Lo bueno? Ahora ya podía trabajar profesionalmente como afinador y técnico de pianos, con garantías, ya me sentía preparado.
¿Lo malo? Cuando comparas la manera de trabajar de 2 maestros diferentes, ves que todavía tienes algunas dudas, hay contradicciones y quiero seguir aprendiendo más, quiero poder restaurar un piano íntegramente.

Tercera parte, EL TALLER DE RESTAURACIÓN.

El maestro Filippo me presentó a su maestro, el maestro constructor Gilioli.  El maestro Gilioli tiene un taller exclusivo de restauración de pianos.
Por fin puede aprender lo que me faltaba, desmontar por completo un piano, restaurarlo y volver a montarlo, pieza a pieza.

Durante estos años, he asistido a varios cursos y seminarios más concretos en los que se aprenden técnicas, uso de materiales nuevos y modernos, etc.

Finalmente, la experiencia también es algo que te enseña cosas nuevas cada día.  Vas encontrando pianos con averías interesantes, restauraciones imposibles, afinaciones en lugares complicados… 

El secreto de esta pasión (así lo veo yo y no como un trabajo) es que NUNCA terminarás de formarme, cada semana hay algo nuevo que aprendes y desde que tengo a los alumnos de la academia van apareciendo nuevos retos.

Creación de la ACADEMIA.

Cuando visito los pianos de los clientes, encuentro muchas averías mal solucionadas.  Eso siempre me ha dejado la espinita de que no todos los técnicos han tenido la suerte de recibir la formación que yo he tenido.

Por otro lado, el tener 3 maestros diferentes, con 3 formas de trabajar diferentes y sumar los maestros de los cursos que he asistido, con sus diferentes formas de trabajar; me ha llevado a crear un sistema de enseñar este oficio de una manera fácil, cómoda y desde casa.

Mi sistema se basa en la práctica desde el primer día.  Menos teoría y más práctica.  La teoría también es muy necesaria pero la voy impartiendo mientras se va practicando y siempre con casos prácticos, para que no se olvide nunca, cosa que no pasa cuando lees un texto sin ponerlo en práctica.

Para enseñar a afinar es lo mismo, siempre dividiendo en partes didácticas cada materia, evitando enseñarlo todo de golpe para que el alumno pueda asimilar mejor las cosas, independientemente de su nivel y formación previa.